Hace unos 10 días me desperté preocupado, era un jueves de esos caluroso que te descorchamos una birra a las 9 de la mañana. Ese día abrí los ojos y me empezó a correr una sensación extraña por el cuerpo, esa sensación de que algo no estaba haciendo, algo se me estaba pasando por alto.
Quizás ese día fue un poco exagerado, pero a fin de cuentas si necesitaba prestar atención a lo que mi cuerpo me estaba diciendo. En unas 7 semanas quedaría ilegal en donde me encuentro hoy, Estados Unidos. Si conoces un poco lo estrictos que son los yanquis con sus leyes migratorias no es algo que quisieras hacer y más en medio de una pandemia. Mis planes de obtener la nacionalidad italiana se alejaban día a día con todos mis documentos volviéndose más viejos y con la posibilidad de que no quisieran recibirlos, desinformado porque nunca he podido volver a comunicarme con mi comuna italiana para tener algún tipo de certeza.
La preocupación se transformó en ocupación, los días siguientes los pasé internado en la computadora investigando, leyendo, aprendiendo de leyes migratorias en distintos países, hablando con mucha gente, buscando opiniones de personas cercanas y no tan cercanas, me sumergí en grupos de facebook, en búsqueda de alguna luz que me permitiera darme tranquilidad. Cuando mi cabeza ya no dio más unos 5 días después de arrancar en mi búsqueda, mi conclusión fue «nadie quiere a las personas que vienen desde USA», un poco a contramano de lo que el mundo nos plantea unos meses atrás, pero el Covid.19 se encargó de romper las mas fuertes estructuras que existían en este mundo.
Pero no todo fue oscuridad, tenía opciones. Las había encontrado, pero cada una de ellas implicaba arriesgar algo, tiempo, plata, salud, energías. Me invadió la incertidumbre y decidí entregarme y confiar, tener fe en Él, las señales vendrían a su debido momento.
¿Qué fue lo que encontré? Mis opciones eran: extender mi visa en este país, aplazando mis planes de seguir viaje, asumir un gasto muy grande de plata, confiar en que mi familia me quisiera un par de meses más en su casa. A priori la única posibilidad era seguir como turista ya que buscar alguien que quisiera emplearse en estos momentos donde el desempleo está en sus estadísticos más altos no iba a ser tarea sencilla cuando el tiempo apremia. Había algunos países que recibían Yanquis (Croacia, UK, Kosovo y algunos locos más) pero cada uno de ellos tenía distintos protocolos a la hora de recibir turismo. Cuarentena obligatoria, test negativos de 48hs, cartas de invitación, poderes mágicos, CV en japonés y quién sabe qué más.
Los nervios y la ansiedad invadían mis días, la cadenita que hace mas de 8 años que cuelga un árbol de la vida en mi cuello empezó a cortarme, me lastimaba. Tuve que sacármela por un par de días hasta que esto terminara. El abogado que habíamos contactado, amigo de mi primo no atendía cuando uno más lo necesitaba para que me iluminara en temas legales estadounidenses. La comuna italiana no atendía sus teléfonos. Mi tía en Italia tampoco me respondía, se le había roto el teléfono. Los nervios no me dejaban dormir más de 3 o 4 horas por día.
Pero las señales llegaron, el miércoles estaba leyendo un versículo que me había pasado mi hermana Anita, del cual leí como 7 veces sin poder comprender del todo hasta que me di por vencido y cerré ese libro de tapas verde agua y blanco. Cuando me quedé contemplando yo vi, lo que para mi era una señal, 3 letras «NTV» era la editorial. Yo lo entendí como «NO TE VAYAS». Me llevó varias horas procesar toda la información que mi cabeza tenía en ese momento, ¿había sido una ilusión mía? realmente me estabas hablando? yo quería quedarme? seguir aplazando el movimiento?
Me resistí, yo quería movimiento, aunque fuera acompañado de riego.
Decidí llegar al final de todo esto, iba a agotar todas mis posibilidades antes de tener que quedarme quieto más tiempo. Había una ventana abierta que me permitía pasar unos días en Croacia para luego poder volar a Italia. Este viernes 31 era mi última oportunidad de aplicar o no a la visa, tenía que tomar decisiones. Esto no podía esperar más. Como si todo se hubiera acomodado, ese viernes llovía a cántaros lo que provocó que no trabajara ese día y poder estar concentrado en la pc. Me desperté bien temprano, tenía que hacer algunos llamados. Estaba solo en la casa, mi primo aun dormía, intentando comunicarme con la aerolínea para ver cuánto me costaba el pasaje a Croacia desistí ya que la línea fija de teléfono no funcionaba. Paciencia me dije a mi mismo, bajando los decibeles que esto tiene solución.
Tenía que buscar pasajes y un test de Covid-19 con 48 hs antes de subirme a un avión, programar un nuevo testeo en Croacia al llegar, Buscar un lugar para pasar los primeros días hasta el nuevo resultado en un hotel o hostel a solas, luego buscar alguna opción más económica para pasar los días restantes, vuelos a Italia. Día de mucho trabajo, paso a paso dijo un tal Jack. Pude recuperar mi cuenta de United e intente buscar mis vuelos, pero la pagina se tildaba al momento de llegar a ver los vuelos disponibles, justo en ese momento, probé con 3 computadoras y nada. Señal? Cuando mi primo despertó y pudimos comunicarnos nuevamente con la aerolínea, después de unas 3 horas al teléfono, la persona del otro lado me informaba que no había vuelos directos y que tenía que hacer alguna escala, en países que no me iban a recibir, otra señal?
Con sensaciones de desilusión y fracaso me dije a mi mismo, Juan este no es el momento. Paciencia, ya vendrá el momento de arriesgar, hiciste todo lo que estaba a tu alcance para que esto pasara y si no funciona es porque las cosas tendrán que esperar un poquito más. Esa tarde aplique a la extensión de mi visa como turista, después de muchos pasos burocráticos y abrir la billetera con mucha fuerza, me entregue a mi destino. Hoy un poco más tranquilo, ya pude volver a ponerme la cadenita sin que esta me corte el cuello, quiero dejar esto plasmado. Muchas veces por más que tengamos todas las intenciones y las ganas de hacer algo y le busquemos la vuelta, si hay algo que vos sentís ahí adentro que no funciona o no tenes que hacer, qué mejor que confiar en tu instinto y en las señales.
Vivir el presente, caminando más despacio y disfrutar de los momentos, las personas. Es como intento vivir aunque muchas veces me quiera subir al ferrari y salir a dar un par de vueltas.