El 15 de marzo me despedí de mi gente, abracé a los míos y cruce esa puerta que te lleva a embarcarte en un viaje. Para muchos, vacaciones, trabajo, placer, aventuras, para mi era un cambio de vida. Dejé todo, cerré mi vida en Córdoba para arrancar una en alguna otra parte. Mi destino era Italia.
Como todos sabemos el #Covid nos cambió los planes, a todos. En mi caso me dejó varado en Estados Unidos, por unos 6 meses. No voy a mentir que le saque jugo a esa estadía, me tome todos los tipos de birras que se me cruzaron en frente, tuve la oportunidad de trabajar, viajar, conocer a mi familia, generar lazos muy fuertes. Fueron 6 meses increíbles. Pero llegó el momento de moverme, después de haber aplicado a una extensión de mi visa como turista en USA y no recibir una respuesta de las entidades, que poco le importaba mi situación, y el hecho de que había pagado 500 dólares para ver si me dejaban estar un tiempo más en su país, me obligó a volver a buscar ventanas para llegar a destino.
Una ventana ya había sido abierta semanas atrás, pero no me había animado a cruzarla. Había escuchado el NTV de aquel libro, algo me había dicho que debía esperar, pero a menos de 2 semanas de quedar ilegal, la cabeza me comía los pocos pelos que tenía.
¡Yo me voy! me dije…
Ojalá hubiera sido así de simple como decirlo, pasé horas y horas buscando información (siempre en sitios oficiales) de países que recibían a gente proveniente de América del Norte en Europa. Pero no solo eso después yo debía, tenía que poder moverme a Italia. Yo sabía que Croacia permitía el turismo, pero con algunas restricciones. La vez anterior no conseguí donde hacer un test en menos de 48hs en la zona donde me encontraba. Pero esta vez estaba decidido a encontrar las herramientas que necesitaba para seguir mi viaje. El #facebook, aunque a veces creemos que es solo para nuestros viejos, y que ya pasó de moda, más de una vez me salvó las papas y me puso en contacto con gente que me dio una mano, me contó su experiencia, me paso un contacto, me dio una palabra de aliento, la verdad que es una gran herramienta. Aunque hoy me limito un poco con el uso porque después de ver #thesocialdilema mi estadía en redes ha disminuido considerablemente.
Después de hacer todos los arreglos pertinentes, re chequé mil veces todos los días que las cosas no cambiarán previo a subirme a un avión. El Jueves 10 de septiembre en el Hospital de Brooklyn una doctora estaba metiendo un hisopo por más de 5 segundos en mis fosas nasales, la sensación horrible me duró como 3 horas, pero fue algo que había que hacer. La NYU (New York University) hacía testeos gratuitos y en menos de 24hs tenias los resultados en la App. Pero no todo era tan simple, no podrías presentarte y que te hicieran el test, como todo hoy en día necesitas una cita previa, en este caso una orden de un doctor. Días antes con la ayuda de mi primo Benji, tuve una videollamada con una doctora que después de escuchar mi versión de que había estado en contacto con un positivo de Covid me autorizo el hisopado. Obvio el doc me cobró unos buenos dólares.
Bueno, el hisopo. Ya estaba fuera de mi nariz y yo en el Aeropuerto Kenedy esperando mi vuelo, fueron unas 9 horas de espera en un lugar desolado, no había movimientos, la gente simplemente no estaba viajando. Creo que solo mi vuelo partía ese día. Por suerte salió rumbo a Turquía sin ningún inconveniente. Yo me imagine que el vuelo iba a estar restringido en cuanto a capacidad de pasajeros, pero nada que ver, el vuelo estaba hasta el culo de gente, todos con máscaras, pero bien lleno como para no desperdiciar un solo lugar. La aerolínea te proveía de máscaras, la verdad mucho más cómodas para el viaje y un lindo kit de higiene para mantener tu zona limpia.
De esos viajes incómodos, como todos los que hice en avión con esta puta pandemia, llegue a Turkia y lo primero que abrí cuando enganche Wifi fue el mail para ver si tenía el resultado de mi hisopado y nada… y si, era obvio, porque el resultado me lo ponían en la App, no en el mail. Así que cuando entre a la App, ahí estaba mi negativo. Al momento de abordar mi próximo tamo que me llevaría a Croacia, mi ventana a las Europas, me pidieron muchos papeles. Los cuales, gracias a las investigaciones previas ya tenía listos y en mis manos para mostrar a quien necesitara verlos. Mi test negativo con no más de 48hs, una reserva de estadía y un informe que se hacía previamente informando tu viaje con toda la info (donde ibas, porque, hasta cuando, etc, etc)
El primer control en Turquía lo pase tranquilo, pero cuando llegó el momento de hacer aduanas en Croacia, después de otro vuelo atestado de gente con sonrisas que no se veían, llegó el momento de la verdad. La aduana que realmente importaba, la Croata. ¿Qué le pasó? no sé, la chica que estaba adelante mío salió llorando de la cabina donde estaba el control aduanero volviendo pasos atrás, como cuando te niegan el ingreso al país. Con ese flash entregue mi documentación y tras responder algunas preguntas no muy rebuscadas me dieron un hermoso sello en mi pasaporte e ingrese a Croacia. Entre la sensación de no creerlo mucho y de querer agarrar la mochila y salir corriendo por miedo a que se arrepientan, agarre mis cosas y me dispuse a caminar a mi hostel. Ahora debía estar en Croacia al menos 14 días antes de partir a Italia.
Después de algunas malas experiencias en un hostel de mala muerte en la ciudad de Zagreb me encontré con una ciudad hermosa y tranquila, que me puso en órbita de viajar sin planes, sin tiempos, sin agenda, sin necesidad de correr, disfrutando el perderse por ahí, caminar mil horas o no, de dormirme una siesta donde pinte, de hacer lo que viniera en ganas. #Zadar fue lo mejor que viví en esos 17 días en los que Croacia me dejó conocerla. Previo a tomar el ferry que me llevaría al puerto de Ancona Italia me moví a la ciudad de Split donde salía el mismo para ya estar por la zona. Los últimos días entre la lluvia, que me robaron plata en el hostel, los nervios y las ganas de irme a la mierda los bajaba con alguno de los cientos de gatos que habitaban la ciudad, me paraba a acariciar a alguno, ver para donde se iba después, o prestar atención que la ciudad estaba repleta de casitas, tachos de comida y agua para que ellos invadieran la city.
Cuando había intentado comprar mi pasaje de ferry una semana atrás, la persona que me atendió no quiso venderme aludiendo que como argentino no podía viajar a Italia, cuando intente explicar, y darme cuenta que yo estaba más informado que esta persona, desistí y compre mi pasaje por internet sin la necesidad de mediar con nadie. Llegó la hora de la aduana nuevamente, otro check-in, también lleno de gente, papeles, burocracias, máscaras, proceso, gente que no dejaban abordar por falta de papeles, algunas discusiones con el personal. Pero como yo ya estaba ducho en el tema, me presente con todo lo que me pedían, mis días en Croacia, mi test negativo no mayor a 72 hs, formulario de ingreso a Italia. Después de chequear varias veces toda mi documentación me dieron mi tarjeta de abordar pero, el mal clima no nos iba a dejar viajar esa noche. El ferry saldría a la mañana siguiente, por lo que debía pasar toda la noche dentro del ferry en la ubicación que había comprado y llegaría unas 8 hs más tarde de lo previsto.
Con el wifi que robé antes de subir al ferry alcance a avisarle a mi tía que llegaba más tarde y me dispuse a subir a el ferry. Por momentos me sentía como en el Titanic, pero en la parte que los de tercera clase le pasan las ratas por los costados, y están todos medio tirados por el piso, las alfombras manchadas, bueno tampoco era tan malo. Los catalanes con los que hice migas esa noche, me proveyeron de un poco de comida, jugamos al UNO y pusimos el partido el Barca como para que la espera no se hiciera tan larga esa noche. Al día siguiente el ferry se tomó más tiempo del planificado en llegar al puerto, pero apenas llego me apresure a bajar para no tener que esperar tanto en la fila de la aduana mientras me comía las uñas por los nervios. Apenas me baje, ya se la veía a mi tía agitando los brazos a la distancia.
Aduana de nuevo, presentado documentación nuevamente, el oficial me pidió el pasaje con el cual yo me iba a ir de Italia. Ojo, yo ya tenía todo listo asique saque las hojas impresas previamente y con una sensación de «toma gil» le mostré mis pasajes. Siempre con cara sonriente y la mejor onda. Antes de dejarme entrar el oficial con mi pasaporte en la mano y mirando a la pantalla me dijo «haber esperame un momento». Deben haber sido 4 o 5 segundos, faaaa!! que largos que se me hicieron, pero después de chequear vaya uno a saber que, me entregó el pasaporte y entre! De una puta vez había llegado a Italia, un abrazo que se hizo esperar con mi prima entre lágrimas y mi tía grabando algun video. Un par de meses más tarde, pero llegando.
A paso lento pero seguro, con mil nervios, con muchísima burocracia de por medio, cargado de emociones y ganas de concretar el primer objetivo que me puse en este viaje, llegue a destino.